Que no se olvide que nadie manda en los corazones.

Que tan solo quiero que me prometas todo aquello que las estrellas te permitan darme. Que cuando miremos al gran cielo descubierto mires hacia el firmamento, que recojas nuestra estrella y cada pedazo de polvo que rocíe entre tus manos. Que cuando veas que todo esto se empieza a acabar corras hasta que el corazón no te permita más, me busques por cada esquina de este lugar escondido, si, que me encuentres; que me encuentres y me mires delicadamente a mis dulces y tristes ojos, que me abraces y me susurres que todo irá bien. Que yo solo busco que me perdones todo aquel daño que te esté haciendo, que tal vez mis sentimientos son ahora los no correctos, que consigas ayudarme, ayudarme a dar media vuelta sobre mí y ver en mundo más claro, que me arropes entre tus brazos pese a todo el daño. Te podría decir miles de cosas como que ya le he olvidado, como que todo esto no es una venganza que le hace mi corazón. Te podría decir que te quiero y que no estoy jugando, te podría afirmar que mis sentimientos son verdaderos. Pero engañarte, a ti, no a ti no. Y es que cuando me hablan de él todavía duele, las lágrimas salen a flote y miles de afilados cuchillos se clavan sobre mi espalda. Pero no quiero que te vayas, quiero que me enseñes como hasta ahora, que me enseñes a querer y a que me quieran, a no rendirme nunca, a ver la vida más fácil. Quiero que me recuerdes que los abrazos no se piden, se regalan. Que me recuerdes como se sonreía. Que podemos dar ese paso para pasar juntos nuestros momentos. Pero antes de nada, enséñame: enséñame a querer.

Enséñame que tras cada caricia viene un suspiro.

Parece que ya nos queda poco de verano

y debemos terminarlo de aprovechar, 

por ello tanto retraso en publicar

y en mantener todo esto al día.

Lo siento mucho, pero en cuanto

se acabe el verano me pondré en

marcha con nuevos textos más

preparados y pasándome  por cada blog

Gracias a esos seguidores por estar siempre tras 

la pantalla.

FELICES ÚLTIMOS DÍAS DE VERANO.