domingo, 26 de mayo de 2013

La chica de carmín y armadura, vestía toda de rojo, ella engañaba, traicionaba.

Hacía tiempo que no veía todo tan gris, los pinchazos por el cuerpo, el corazón a punto de morir, las letras por sentir.
¿Recuerdas cuando te dijeron que no dolería?
Tenía vagos recuerdos de aquella que fue. La mujer de hierro, la mujer de huellas en corazones, de carmín en labio. Aquella que vestía toda de rojo, cuyo corazón había dado un vuelco y había dejado de sentir sin querer, controlando cada palpito y volviéndose traicionera.
La engañaron, se deshicieron de su armadura, la traicionaron, ya no era dura. Las lágrimas no la permitían respirar, dolía, como antes, no dejaba de sufrir. Tocaba en lo más hondo, intentaba regresar, pero las fuerzas no se lo permitían.
El juego estaba terminando, el carmín se emborronaba, las sábanas la aguantaban, la sostenían, veían de nuevo como caía.
Querer es mucho más que eso, es clavarse una aguja contra los momentos virulentos. Querer es volver a recorrer cada curva de su piel. Amar es volver a besar con los ojos cerrados, es querer llenar un corazón de sonrisas.
Echo de menos tu sonrisa, las cosquillas por el cuerpo, la curva de sus labios, que te retuerzas en mi cama, cuando nadie entiende tu locura.
I just want you, forever.